sábado, 10 de septiembre de 2011

Recuerdos de una Doncella.



De las comisuras de mis ojos está lloviendo, es tan fina la lluvia que parece un bajareque, mientras afino las cuerdas de la guitarra para tocar la última canción de amor dedicada a ti, tu solo contemplas el horizonte y deslumbras a los inútiles vagabundos sonrientes que solo buscan tu hermosura, descuida estaré aquí para cuando sea demasiado tarde y entiendas que está mal. 

Rozando mi rústico rostro están tus manos, acariciando con dulzura hasta llegar a mis labios, tocas con tanta suavidad, dedos finos, manos muy blancas, pareces una muñeca, serás mía? y aún creo que eso está en el abismo de las calles nostálgicas de tu ser.

Exánime la voluntad que deseaste hacer en mi ausencia, piedra en el camino que pisaste al intentar madurar; recuerda siempre que estaré contigo, para que no tropieces en tu caminar.

Perfecto cabello, hermosa damisela, la más deslumbrante de este planeta, la única en mi vida, la que tomó de mi mano en la penumbra del callejón, sonrisa misteriosa, parecida a la de la mona lisa, solo tu…eres tu.

No dibujes en tus paredes del alma corazones rotos que yo tenga que borrar, más bien dame mil y una sonrisas cuando calles y así en paz conmigo estar.

No solloces lamentos del pasado, no hagas mares de incertidumbre a través de los años, que estos tiempos no sean en vano y que tu feliz continúes sin parar.

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